Perfeccionista y autodidacta, sus imágenes contienen exclusivamente fotografías propias en las que destaca una perfecta mezcla de surrealismo, fantasía y concepto.
Christophe Kiciak interviene en la escena mediante la iluminación, la expresión de sus personajes o el montaje consiguiendo que la imagen adquiera vida; convencido de que la creatividad debe ser la máxima, que la diferencia en la forma de mirar atrae el interés, sin duda lo consigue, más allá de la técnica, o el uso impecable de las herramientas digitales con las que trabaja.
Un autor que utiliza la manipulación digital para comunicar ideas mediante composiciones estudiadas al detalle con una idea fija, impactar en el espectador, desencadenar emociones. Christophe Kiciak te traslada a mundos imposibles en los que el humor va del blanco al negro sin transición, una narrativa a la que no le falta un punto crítico, en cualquier caso, una obra ante la que puedes pasar horas con la sola intención de disfrutar, que no es poco.
Mila Abadía | Jose L. Calleja