De formación autodidacta Michel Ogier (Saint-Etienne, 1943) nos aporta una visión fantástica y onírica de la realidad, lejos de situarse en el el mundo terrenal opta por dejarse llevar por la imaginación.
Obsesionado con la pintura quizá como una forma de escapar de la realidad, Michel Ogier tiene un singular control de la luz y un absoluto dominio del color, una obra en la que el espectador se torna cómplice, siente una imperiosa necesidad de sumergirse en ella, de probar la placentera estancia en los lugares que Michael Ogier plasma en su obra, tal es la irreal fantasía con la que el autor conmueve al observador.
La pintura es para mi un juego de pases. Sobre una superficie blanca aparecerán formas y colores que, momentos antes, todavía estaban durmiendo bajo el sombrero ….. La pintura no solo es lo que soy, es todo lo que soy.
Con la mujer como gran protagonista de su obra, el autor plasma una fémina libre, y desenvuelta, expresiones de ensueño que reflejan las virtudes de un mundo que parece expresamente creado para ella.
Mila Abadía | Jose L. Calleja
