Sea porque soy sobrina de gay, de uno de aquéllos que tenían que guardar bajo siete llaves lo que eran, aquéllos que se tuvieron que acostumbrar a mentir, o a soslayar la verdad como se quiera ver; sea porque aunque en mi casa no se hablaba de ello, se “consentía” haciendo como que no se veía y aceptando una escasa relación familiar; sea porque cuando el compromiso social y político estaba en alza en este país yo era una adolescente deseosa de conocer y descubrir cuanto se gestaba a mi alrededor; siempre he tenido al colectivo LGTB como lo que es, algo natural y cercano.
Desde aquél 1977 en los que unos pocos se manifestaban en defensa de los derechos de muchos ha habido un avance considerable, sin embargo, queda mucho camino por recorrer. Como ya sabéis se aproxima el Orgullo, del 1 al 5 de julio se celebra la Semana del Orgullo LGTB cuyo acto central es la Manifestación que tiene lugar el primer sábado de julio, y nosotros también queremos estar, fiestas, arte, cultura y deporte en torno al barrio de Chueca es lo que año tras año encontramos en MADO, una fiesta abierta a todo el mundo que transforma la ciudad en una puerta abierta a la diversidad.
Festival Muestra-T, es la propuesta cultural de MADO, nacido en 2006, la iniciativa pone en marcha desde conciertos a gastronomía pasando por fotografía, escultura, pintura, danza o teatro, siempre con un trasfondo de reivindicación, este año entre toda una apuesta de lo más interesante nos hemos encontrado con tres magníficas exposiciones.
Sergio Huerta y Sara Manglano presentan Cliché en el espacio Delirio Live, la muestra que podrá verse del 25 de junio al 5 de julio recoge 60 imágenes fotografías en blanco y negro repletas de erotismo y verdad.
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| © Sergio Huerta | Sacrilegio |
Un cliché, en muchos casos, no es sólo una idea común demasiado repetida. Si no que en la mayoría de ellos se dota a esta palabra de un significado tan negativo, que el individuo o grupo que lo sufre evita vivir su propia realidad a causa de esa idea preconcebida o imagen que se tiene de él. Se pierde en un falso concepto.
La estética transgresora y atrevida de las fotografías, así como el estilo crítico a la vez que cercano y desenfadado de sus textos, que cabalgan entre lo emotivo y divertido de las situaciones más cotidianas, desmontan muchos de los clichés impuestos a la comunidad gay y lésbica llevándolos a su propio extremo visual.
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| © Sara Manglano | Encadenadas |
En la Cocina de San Antón del 1 al 30 de julio de 2015 nos encontraremos con la fotografía de Dominik Valvo, la muestra, Amargo de angostura es un recorrido de imágenes que homenajean y evocan la fotografía de Tod Papageorge en la época dorada de los setenta. Con referencias al legendario club Studio 54 de la ciudad de Nueva York y con la inspiración de la noche como el único espacio en el que ciertas escenas pueden suceder, Dominik Valvo destila su visión actual de Madrid con sus noches, sus iconos y su espíritu único y libre. Ésta la protagonizan personalidades del panorama artístico y cultural español como Aitana Sánchez-Gijón, Paco León, la Terremoto de Alcorcón, Asier Etxeandía, Yolanda Ramos, Chevi Muraday o Hugo Silva.
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| © Dominik Valvo | Amargo de angostura |
Con una cada vez más densa trayectoria en el reportaje social de la capital, Dominik Valvo ha inmortalizado al Madrid que no duerme de los últimos años creando un diario nocturno en el que completos desconocidos pasan a ser auténticos it-icons.
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| © Dominik Valvo | Amargo de angostura |
Carne fresca [músculo animado] es título de la exposición que presenta Martina Rodríguez Morán en el Café de La Palma del 26 de junio al 30 de julio de 2015.
Carne Fresca es una colección de cuerpos despellejados para exhibir el alma. Entes tan jóvenes como antiguos que flotan entre la realidad más tangible y la fantasía onírica. O pesadilla. Pedazos de carne presos de sus pasiones y obsesiones. Las obras resuenan con el espectador, en sincronía con sus deseos y fantasmas. Susurran al oído. Y no se marchan.
Artistas reivindicativos, expresivos y con una narrativa que seguramente os llevará por vericuetos distintos, merece la pena perderse por Chueca, el madrileño barrio que gracias a este colectivo ha resurgido de sus cenizas.
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