Entrevista a Guillermo Mora con motivo de su exposición en la Alcalá 31.

Un puente donde quedarse de Guillermo Mora

Guillermo Mora, madrileño de nacimiento (Alcalá de Henares, 1980), es licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y por The School of the Art Institute of Chicago.

Entre sus exposiciones individuales destacan A day with you, Irène Laub Gallery, Bruselas (2021); Horizontal con Miquel Mont, Tabacalera, Madrid (2019) o Los fondos remontan, Galería Moisés Pérez de Albéniz, Madrid (2017), entre otras.

Su obra forma parte de colecciones nacionales e internacionales como la del Museo Voorlinden, Wassenaar, The Margulies Collection at the Warehouse, Miami, la Colección de arte contemporáneo Fundación la Caixa, Barcelona, el Centro de Arte 2 de Mayo, Madrid y la Colección DKV.

Exposición en Madrid

La muestra, comisariada por Pia Ogea, titulada “Un puente donde quedarse”, es un proyecto que abarca 15 años de su carrera a través de una selección de 40 obras partiendo de una obra creada cuando estudiaba en The School of the Art Institute de Chicago hasta la más reciente.

Una gran instalación site-specific que se nutre de la arquitectura del lugar, abarca toda la sala y rompe su eje longitudinal para mirar desde distintos ángulos.

Un puente donde quedarse. Guillermo Mora. Alcalá 31. Arte a un click

El artista implica un diálogo con los espacios del edificio que diseñara Antonio Palacios entre 1937 y 1945.

Una propuesta que modifica nuestra percepción de la sala al retirar el muro de entrada que separaba la zona expositiva del área administrativa, posibilitando nuestra vista completa del proyecto desde un primer momento.

El artista genera nuevas calles en la sala que nos llevan de un lado a otro con nuevas perspectivas escondidas. Esta exposición, que modifica el recorrido lineal de la sala con un movimiento en zigzag, establece un juego evidente entre lo expansivo y lo reducido y favorece la idea del autor de la pintura como barrera física.

Rosalind Krauss afirmaba “a medida que la frontera entre lo de dentro (pintura) y lo de fuera (marco) empiezan a desdibujarse y romperse, cabe la posibilidad de percepción de la pintura como unidad como una categoría artificial construida en base al deseo”.

La muestra finaliza el 24 de julio, si no has podido verla te dejamos aquí mismo un tour virtual donde disfrutarla.Un puente donde quedarse. Guillermo Mora. Alcalá 31. Arte a un click

Publicación de la exposición.

El libro Un puente donde quedarse ha sido concebido como una de las cuarenta piezas que conforman la exposición al recoger tanto en su estructura como en su gama cromática, elementos vertebradores de esta muestra.

El estuche de la publicación reproduce, a escala reducida, el perfil de marcos seccionados que conforman la instalación central de la exposición. El formato. cuestiona de este modo el papel del marco en la historia del arte de la pintura, como elemento definidor del espacio y superficie de la pintura.

Una puesta en cuestión de las jerarquías y los órdenes preestablecidos que conduce hacia nuevas vías de transitar, mirar y experimentar el espacio y la pintura. Cuenta con fotografías de Luis Asín y un texto de Pia Ogea, comisaria de la exposición, así como una conversación entre Carlos Fernández-Pello y Guillermo Mora.

La publicación está disponible en la Sala Alcalá 31 o en la editorial This Side Up.

Artista conceptual con apertura en el espacio que genera un site specific.

El puente es la metáfora perfecta de la unión entre las partes, de la comunicación, del intercambio y del progreso. También significa el paso o tránsito hacia el otro lado, hacia lo desconocido, con toda la carga de magia y misterio que lo rodea.

Lo que no cabe duda es que los puentes son lugares para cruzarlos y tu opción es habitarlo, quedarte en el medio, vivirlo desde la pintura siendo esta tu puente, tu vida.

Un puente donde quedarse. Guillermo Mora. Alcalá 31. Arte a un click

¿Qué has querido transmitir con tu site-specific?

Un puente donde quedarse es un proyecto expositivo concebido específicamente para la Sala Alcalá 31 que conduce hacia nuevas vías de transitar, mirar y experimentar el espacio y la pintura.

En esta propuesta la pintura dialoga con la arquitectura de la sala e incide sobre cómo se percibe y se transita dicho espacio, poniendo en cuestión las jerarquías y los órdenes preestablecidos.

La idea de puente en mi trabajo surge como un espacio de unión entre entre disciplinas artísticas como la pintura y la escultura.

Los puentes tienen la capacidad de unir puntos no comunicados.

De esta idea es de la que me nutro para trabajar. En el punto medio del puente los lenguajes de las disciplinas se cruzan y se nutren de sus procesos.

Desde esa posición y lugar es de donde me interesa operar en mi trabajo y es el eje que le da título a esta exposición.

¿Vives la pintura como algo reflexivo?

Vivo la pintura como una pregunta diaria. Es un medio que me genera muchas preguntas, y para mí la existencia de preguntas son siempre el avance hacia algo.

¿Cómo cuestionas las disciplinas artísticas?

Pongo en cuestión las disciplinas artísticas a través de la modificación de su metodología y su lenguaje, y desde la unión y fricción entre ellas. También me interesa cuestionarlas a través de cómo nos han educado a producirlas, verlas y comprenderlas a lo largo de la historia.

Un puente donde quedarse. Guillermo Mora. Alcalá 31. Arte a un click

Siete veces yo.

Háblanos de Sin estómago (2019). ¿Hasta dónde es esta pieza una escultura o una instalación? ¿Cómo la abordas?

Esta obra realizada con cinta de embalar plantea aspectos en torno a la mutabilidad de un cuerpo a través del gesto.

La percepción y el entendimiento del material cambian por completo cuando se somete a un mecanismo de pliegue y torsión. Adquiere unas cualidades corpóreas y barrocas que son las que me interesan tratar en esta serie de piezas.
Respecto a tu pregunta, mi trabajo no plantea la dicotomía de pertenecer a una disciplina u otra.

Mis intereses residen en todo lo contrario: en encontrar los lugares intermedios entre ellas.

Mis obras se posicionan en el centro de las disciplinas, nutriéndose de ambos lados.

En Sí pero no, 2022 además de utilizar un lenguaje Pop, utilizas un decollage.

Me parece muy interesante querer dejar el rastro de un gesto.

Sin Estomago. 2019 Un puente donde quedarse. Guillermo Mora. Alcalá 31. Arte a un click

Sin estómago. 2019. Cinta de embalar verde. 50 x 20 x 13 cm.

¿Qué sentido le das a los restos de la pintura que quedan al eliminar una parte?

Esta nueva serie de obras producidas expresamente para la exposición van en contra de esos grandes pinturas monocromas que imperan los museos contemporáneos.

Su imagen se produce a través de un cúmulo de papeles grapados directamente sobre el muro de la sala que posteriormente son arrancados manualmente.

Este proceso sustractivo va desvelando el muro que las sostiene, pero según se van arrancando sus partes, la idea de “pintura total” se debilita.

Si pero no. Un puente donde quedarse. Guillermo Mora. Alcalá 31. Arte a un click

Sí pero no. 2022. Papel y grapas. 250 x 200 cm. c/u

Estas piezas no serían nada sin su proceso sustractivo ni sin sus restos. Por tanto, forma final y resto son partes de un todo. Lo uno no existiría sin lo otro y ambas partes son totalmente necesarias para entender su proceso y mi manera de entender la plástica.

En Trampa (2009), vemos perfiles de bastidores unidos, que se separan del cuadro y que unidos y descontextualizados, generan una escultura. Explícame cómo los límites de la pintura se transforman en una nueva forma escultórica.

Trampa. Sin Estomago. 2019 Un puente donde quedarse. Guillermo Mora. Alcalá 31. Arte a un click

Trampa. 2009. Óleo, acrílico, vinílico, esmalte, lienzo y bastidores de madera. 73 x 197 x 50 cm

Realicé esta pieza cortando los perfiles de varios cuadros que pinté cuando estudiaba en la Facultad de Bellas Artes de Madrid.

Posteriormente los ensamblé uno a uno hasta formar un plano con todos ellos, como un acto de bricolaje entre fragmento y fragmento.

En aquel momento me interesaba la idea de darle una prioridad al perfil por encima del plano de la pintura.

Los laterales de los cuadros son siempre “olvidados” o tapados por los marcos. Sin embargo son los que le dan cuerpo y tridimensionalidad a la pintura.

¿Hasta qué punto la fisicidad del entorno que alberga la obra se entiende como parte indispensable para entenderla?

Cuando mis obras llegan a un espacio nuevo, establecen vínculos muy cercanos con él. Se acomodan, se adaptan, se nutren del lugar, al igual que el lugar se nutre de la naturaleza de las piezas, generando nuevas conexiones formales, conceptuales y simbólicas. Es interesante ver cómo muchas obras han cambiado la percepción de la Sala Alcalá 31, no sólo la instalación central, sino muchas otras obras que por su disposición en el espacio aportan al lugar una nueva dimensión.

 Un puente donde quedarse. Guillermo Mora. Alcalá 31. Arte a un click

Soy libre. Soy Feliz. 2012.

Tu obra es una experiencia participativa del espectador que busca espacios para valorar un tiempo nuevo de la pintura traducida a nivel de estímulos y posibilidades. ¿En qué márgenes te sitúas?

Más que márgenes, planteo un lugar en el que todo confluye. Me interesa proyectar la exposición como una gran escena, como un todo en el que los objetos y los planos de color se integran, se funden, participan los unos de los otros como si fuese un gran ecosistema. Esta exposición permite al espectador sumergirse en el espacio, y también en mi cabeza. En definitiva, esta exposición es como meterte dentro de mi pensamiento.

Si los precedentes de la pintura expansiva están en El Lissitzky y su espacio Proun (1923), ya que provoca el paso de las dos dimensiones de la pintura a las tres del espacio real, ¿reconoces ese término en tu pintura?

Con todo lo desarrollado en los últimos años en relación a la pintura, creo que estamos volviendo a un terreno de recogimiento, mucho más introspectivo. Después de la gran expansión física y simbólica de la pintura tan marcada en el siglo XX, a los artistas de nuestro tiempo nos corresponde reconstruirla a través de sus fragmentos. Ya no hay una visión unitaria o totalitaria del medio.

La pintura está fragmentada, desestructurada, rota. Mi función como artista es analizarla a través de sus fragmentos desde mi presente, por eso concibo mi pintura como un Frankenstein en la que distintos fragmentos provenientes de varios caminos se juntan y empiezan a funcionar como letras de un nuevo alfabeto.

Un puente donde quedarse. Guillermo Mora. Alcalá 31. Arte a un click

Prototipo (C). 2013. Técnica mixta sobre fragmentos de bastidores de madera y bisagras metálicas. Dimensiones variables. Pieza móvil

¿Acaso lo personal y lo conceptual son incompatibles?

Considero que lo conceptual puede expresar un mensaje personal para crear arte.

¿Tienen un sentido para ti las paredes de fronteras? ¿Qué sucede cuando se traspasan esas fronteras?

Rompiendo las fronteras se cambia por completo el entendimiento de ellas. Eliminándolas se mezclan los lenguajes, se disipan las diferencias. La ruptura de las fronteras genera un espacio con más preguntas que respuestas. Esa es la idea de pintura que persigo.

Uno de mis interés en la propuesta para la Sala Alcalá 31 es aportar un nuevo orden al espacio. Hay una clara ruptura de las jerarquías de la sala a través de la arquitectura y del color de la instalación central, pero también la hay a través de otros cambios en la sala como la eliminación del muro de entrada (que había estado desde 2002, año de inicio del espacio como sala expositiva) o la nueva iluminación que pone a todas las piezas, desde la macro instalación a las piezas más minúsculas, en el mismo plano de valor.

Un puente donde quedarse
Guillermo Mora. Web
Fechas: Hasta el 24 de julio de 2022 o a través del Tour Virtual.
Lugar: Sala Alcalá 31. Madrid.
Imágenes: Cortesía del artista.

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