La máscara según Servando Rocha y Jordi Costa
La exposición temática La máscara nunca miente, del centro barcelonés CCCB traza un recorrido por los diferentes usos políticos de la máscara a lo largo de la historia.
Comisariada por Servando Rocha (jefe de exposiciones) y Jordi Costa (activista social), aborda las políticas de control sobre el rostro, desde las resistencias culturales a la identificación. Y así, enfocan la defensa del anonimato, las estrategias de terror en el acto de ocultación o la forma que tienen los malos, los héroes o heroínas y los disidentes de mostrarla como símbolo identitario.
Libro de Servando Rocha
“Alguna de las cosas oscuras y peligrosas” es el punto de arranque en el que se ha inspirado la exposición.
Las investigaciones de Servando Rocha son un recorrido a través de una historia, muchas veces casi secreta, de lo subcultural, la contracultura y la violencia en la cultura dominante.
El libro, editado en 2019, compone un relato alternativo de nuestro tiempo a partir de un objeto como la máscara, el antifaz. Un siglo y medio de anarquía, terror y magia por el que desfilan escritores junto a rockeros, antropólogos caníbales, filósofos disidentes, fetichistas sado o superhéroes de ficción.
Todos los capítulos están basados en este libro, excepto el último, que estamos escribiendo entre todos.
La muestra combina máscaras, objetos, material audiovisual, material sonoro, etc.
De la máscara del neolítico a la máscara quirúrgica
Si las primeras máscaras del neolítico nos acercaban al mundo de los muertos, posteriormente asumen más sentidos antropológicos y políticos, como en el caso del Ku Klux Klan o la V de Vendetta.
Veremos cómo las máscaras oprimen, aunque pueden subvertir y revelar lo oculto, y termina con las máscaras quirúrgicas, señal de la fragilidad, pero también del control.
La máscara ritual religiosa no es el tema central, pero es colateral en la exposición. La máscara salvaje es un mito que aparece en el folclore de Europa.
Las del Ku Klux Klan evocan formas demoníacas inspiradas en los nazarenos; los primeras interpretaciones están asociados al negocio del carnaval, y a partir de la película de Griffith “El nacimiento de una nación” cambia para convertirse en el imperio invisible.
En otro apartado veremos a Fantomas, personaje que es el primero catalogado como un criminal, que inspirará a surrealistas. Un tercer asunto es la relación de la masonería con las máscaras.
De la II guerra mundial se muestran las máscaras antigás. En un momento posterior surge el dadaísmo, y con él un elemento de transgresión; en la exposición se sugiere que la transgresión establece un vínculo entre la disidencia infiltrada dentro de la sociedad visible, con ejemplos en México, Rusia, América Latina, EE.UU.
Inversión de valores
El capítulo final es el apocalipsis, en el que se habla de la máscara en la situación actual. Ahora el rostro enmascarado es normal, responsable y vulnerable, mientras que el rostro descubierto produce inquietud. Hay una inversión sobre políticas de control y surgen preguntas en torno a la identidad.
Artistas de la muestra
La exposición recoge obras de: Félicien Rops, Lavinia Schulz, Leonora Carrington, Kati Horna, Marcel Janco, David Lloyd y Lourdes Grobet, entre otros.
Conviven en el espacio de la muestra con nuevas producciones artísticas realizadas a propósito a cargo de Nico Roig, Martí Riera y Onliyú, José Lázaro, Joaquín Santiago, Fernando González Viñas, Dostopos, May Pulgarín (Tropidelia), Las Migras de Abya Yala (Jahel Guerra Roa y Lorena Álvarez Chávez), Domestic Data Streamers, Antoni Hervàs, Beatriz Sánchez y Gitano del Futuro.
Siete capítulos, siete relatos conectados
El carnaval salvaje.
Explica el éxito del Ku Klux Klan en función de la indumentaria que se comienza a usar en Tennessee en 1865 como una revolución textil del carnaval, hasta la película de El nacimiento de una nación (1905, basada en la novela de Thomas Dixon) que derivó en un ejército cohesionado de uniformes blancos.
El Rey de los Fantasmas.
Habla de la figura de Fantomas que se traslada al cine de la mano de Louis Feuillade, y que inspirará a pintores surrealistas.
El Gran Fraude.
Léo Taxil (el seudónimo más célebre del prolífico escritor Marie Joseph Gabriel Antoine Jogand-Pagè) escribió una serie de documentos y testimonios falsos en torno a los masones; a pesar del desmentido, se generó una imagen falsa de estos que originó las fake news, capaces de sobrevivir a su propia desarticulación.
El Cabaret Espectral.
En 1916 el Cabaret Voltaire de Zurich crea el dadaísmo reflejando los horrores de la guerra con el uso de la máscara antigás y “las caras rotas”. Por otro lado, en las zonas de disidencia de la danza expresionista, Mary Wigman y Lavinia Schulz exploraban de distintas formas el poder transformador de la máscara.
La lucha.
Los luchadores mexicanos nos hacen movernos en el terreno de la ficción con el emblemático Superbarrio Gómez, surgido tras el devastador terremoto de 1985, y que encarna un decisivo salto de esa mitología desde el ring hasta la lucha social. En 1994 surgió la figura del Subcomandante Marcos, líder zapatista que reivindicó la defensa del anonimato como táctica política bajo el lema «todos somos Marcos».
Prohibido desaparecer.
En esta sección han usado las máscaras como símbolo feminista con las guerrillas o una oda al punk con las Pussy Riot, cuya imagen no deja de ser reapropiada como mercancía colorista frente a su función subversiva. Maria Alekhina, representante de las Pussy, estará en persona en el ciclo de conferencias.
Apocalipsis.
La Covid-19 ha venido para anunciarnos que la fiesta del capitalismo terminal está llegando a su fin. Nuestro presente apocalipsis ya fue: las imágenes de las ubicuas mascarillas son muy similares a las que han quedado como testimonio de anteriores epidemias de peste, cólera o gripe española.
Proyecto expositivo
El proyecto es posible gracias a la apuesta de artistas que han llevado a cabo distintas producciones. De esta forma encontramos los murales de Martín Riera releyendo a Cabaret Volteu, la intervención de las feministas de América latina de Lorena Alvarez o la reapropiación de la capucha de la lucha feminista contemporánea. Cabe señalar también la instalación de Tony Hervás entorno a la COVID .
Según el activista Servando Rocha “Esta exposición no sólo habla de máscaras, habla de la sociedad y el desarrollo cultural de estas a nivel antropológico y lejos de lo que se piensa nos enmascaramos para vivir una experiencia real”.
¿Porqué la máscara hoy ?
Nos hace replantearnos preguntas como ¿Por qué la máscara hoy?. ¿Por qué se enmascaran el Ku Klux Klan o las sociedades secretas?. ¿Lo hacían para tener una distancia y acometer atrocidades o como un intento de proteger el rostro?. ¿Por qué nos ocultamos?. ¿Ocultarse con pasamontañas de colores de las Pussy Riot es menos malo que en color negro?.
El porqué del comandante Marcos al decir “no existe el Yo sino el Nosotros”, ¿Nos invita a una máscara colectiva?. ¿Por qué es más sospechoso hoy un rostro que una máscara?.
Todas estas preguntas abrirán líneas expositivas que darán paso a un ciclo de conferencias que se celebrará a partir de finales de enero, y que contará con el filósofo italiano Franco Berardi, con psicoanalistas de renombre, y también participará la antropóloga brasileña Beatriz Jaguaribe que escribe sobre raza y cultura visual.
En febrero se celebrará un baile de carnaval y habrá un taller que estudiará el vínculo del hombre y el cuerpo, dentro de las actividades paralelas a la exposición.
Una exposición extensa de la máscara a lo largo de la historia, que revisa medio siglo de la utilización de estas, desde su desacralización a sus usos políticos. Imperdible. Podremos verla hasta el 1 de mayo de 2022.
“La máscara nunca miente”.
Colectiva.
Lugar: CENTRE DE CULTURA CONTEMPORÀNIA DE BARCELONA. CCCB c/ Montalegre, 5 Barcelona.
Fechas. Del 15 de diciembre de 2021 al 1 de mayo de 2022.
Imagen destaca. Las Pussy Riot. Acción Punk Prayer de Pussy Riot en la catedral del Cristo Salvador de Moscú, 2012. Cortesía de Pussy Riot