UNDONE por Hugo Alonso
Hugo Alonso (1981, Soria) estudió BB.AA. en Salamanca con beca en Italia y trayectoria internacional, desde un punto de vista artístico y audiovisual, cubre una portada del Times con una imagen suya.
Actualmente, esta presentando UNDONE en el DA2 Domus Artium 2002. La muestra, que quedo confinada en el Museo y regresó en cuatro de sus salas. Además, en el centro de la horquilla central está su última obra, INNER, una instalación transitable de 145 m. de largo en la que se dan cita el cine, la música y la pintura con la que nos propone experimentar desde un punto de vista performativo.
La creación se conforma como un laberinto radical, desde el punto de vista de la coherencia, de la sugerencia y la inducción a sistemas globales. El arte como caja de herramientas en una mezcla audiovisual en la que destaca su gusto por el cine negro. Su devenir es intuitivo y libre y maneja el ámbito de las relaciones hipertextuales para crear un sentido inquietante.
Quiere y reformula la figura del espectador como lo más importante y por eso desea que haga el recorrido libremente por las salas del Museo sin más información, pretende así que la sugerencia sea el motor de su acción.
Pintura insinuante
Mientras que la primera sala presenta sus lienzos como una sala muda, el resto de la exposición hay que experimentarla desde un sentido global de obra escultórica para que todos los lenguajes se interrelacionen.
La técnica de los cuadros es acrílico sobre papel. Parte Hugo del papel en blanco y pinta con aerógrafo. El modelo suele ser la historia del cine mezclada con su banco de imágenes.
En todas las piezas existe un equilibrio o un desequilibrio entre lo público y lo privado, la ficción fílmica y la realidad, la apropiación de material universal y la exposición de lo personal.
A pesar de sus aparentes diferencias (técnicas, formales, etc) las obras de esta primera sala están íntimamente ligadas a la pieza completa del laberinto. No sólo de forma icónica con la parte audiovisual sino con el conjunto de la obra. Le gusta hacer este tipo de circuitos cerrados de significado abierto que no tienen por qué saberse para que la pieza sea completa en toda la concepción de la exposición.
Pasión por el cine de Lynch, Cronenberg, Kubrich.
Ese ambiente siniestro es el laberinto donde la oscuridad y los destellos de luz impactan con fuerza al espectador. Donde lo sumergen en un ambiente onírico de amenaza o delirio inquietante, de búsqueda de salidas.
Las permanentes ráfagas de luz nos impactan, fragmentando lo que vemos para salir a buscar más sensaciones. No oculta Hugo Alonso su pasión por David Keith Lynch (Missoula, Montana, Estados Unidos, 1946, director, guionista y productor) y David Paul Cronenberg (Toronto, 1943, director de cine y guionista).
El proyecto expositivo se articula en torno a un laberinto, en el que cada espectador busca su propio trayecto como parte tridimensional del ideario. De esta forma construye en su cerebro una narración que se va articulando con fragmentos de luz y de imágenes congeladas, suspendidas en el tiempo. Imágenes expectantes ante la inminencia de algo que va a pasar o que ya ha pasado.
Placer y displacer
Las imágenes desvelan enigmas y rutas; de ahí la situación de inconcluso que siempre acontece con un nuevo trayecto o una nueva situación, a veces placentera (cruzar el mar) y otras no tanto (la luz te ciega y no te deja ver).
Hugo Alonso rescata de la oscuridad su oculto mundo sonoro en el que mezcla la cruda realidad -hostil como un fragmento de fango- con la belleza -una tela roja deslizándose-. Debe ir acompañada de un corpus interpretativo del relato visual que se está tejiendo en un engañoso juego de fantasmagorías. Desde lo perturbador busca el fluir de cada uno en su propia búsqueda desde el espejo interior, explorando su propio revés.
Y así lo vive quien transita la obra: Lugares cerrados con altos muros, fundidos ya con mi trayecto, en la noche se oyen sonidos que descienden y adormecen. Se crea un ritmo de estrellas, suena todo desde la umbría y salpica el agua del mar entre las piedras. Tenso, cruzas atrapando el misterio y resuena en mí el fondo de la noche, crujen y suspiran los espacios, es la música del tormento.
Hugo Alonso nos desvela su técnica para INNER
El artista huye de integrar en su obra música como tal, reconocibles acordes, notas o aparatos como sintetizadores o cajas de ritmos con sus timbres característicos.
Ha querido alejarse de lo que produce bajo el alias Lynda Blair centrado en el techno experimental. Los sonidos que surgen dentro del laberinto y ha producido ex profeso, surgen a partir de grabaciones reales como la voz humana, paisajes naturales, elementos de nuestro entorno cotidiano, etc.
Los programas de producción varían: Logic, Ableton, Adobe audition. También un sampler-secuenciador analógico. Las influencias de la parte sonora son la música clásica, música concreta, las bandas sonoras, música electroacústica, música medieval, paisajes sonoros, glitch, música tribal o la realidad misma.
Todo el vídeo que se ve en INNER es propio. La edición de los vídeos y su selección surge de un total de más de 10 horas de grabación.
Piensa en INNER como un cerebro metido en una cárcel. También como un intestino dentro de una cárcel. De hecho los primeros dibujos antes de trabajar con el diseño del render y posteriormente autocad representaban justo eso: una suerte de circuito orgánico insertado en una estructura delimitada por rejas.
El espectador recorre ese cerebro, ese intestino, como la línea de tiempo recorre una secuencia cinematográfica. En este caso, la lectura no es unidireccional ni irreversible, es libre y variable.
Mostrar sin revelar. Narrativa de un laberinto
Sus imágenes están entre el apropiacionismo y lo transformado. Apoyado en el cine de los 60 y con un blanco y negro purista, pretende crear ambigüedad entre lo que se sueña y se desvela, quiere mostrar pero no revelar y para ello sus pinturas (basadas a veces en remakes de películas) las pinta con aerógrafo para descontextualizarlas y llevarlas a no lugares, a sitios que ocupan un lugar en el inconsciente colectivo para hablar de lo oculto.
Lo inquietante es que, este beso de la pareja basada en la película El resplandor, aquél fragmento en la que ella sale de la bañera y le besa antes de que se convierta en monstruo, puede recordar al beso de Rodin: es como lo bello antes de la pesadilla, Rilke escribió: Lo bello es el comienzo de lo terrible que todavía podemos recordar.
Análogamente, la imagen de años 60 de Brigitte Bardot muestra un peinado glamuroso distorsionado por el artista y se convierte en laberinto con su tratamiento pictórico al disolverlo. Las imágenes en sí parten de la idea central del laberinto para unificar como un hilo narrativo.
Funcionan estas imágenes como cuadros abiertos, silenciosos, evocadores, en los que el silencio interroga lo insinuador. Mezcla lo siniestro y lo bello, con un planteamiento romántico de lo sublime en que el terror está mezclado con la belleza y con el ansiado sueño.
Todo un corpus abierto y oscuro alrededor del eje de ese cerebro dentro de la cárcel que desde luego nos da muchas sugerencias, está aún visible en el DA2 para quien quiera visitarlo en Salamanca.
UNDONE
Artista: Hugo Alonso. Web.
Lugar: DA2 Domus Artium 2002
Fechas: Hasta el l 10 de enero de 2021
Imágenes: Cortesía de Santiago Santos