25 artistas de 14 países nos descubren “El iris de Lucy”
Comisiarada por Orlando Britto Jinorio, y ya inaugurada, “El iris de Lucy” se exhibe hasta el 4 de junio en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) y en Casa África de Las Palmas de Gran Canaria de forma simultánea y supone “una forma más de dar visibilidad a la creación femenina contemporánea”.
La muestra se compone de instalación, fotografía, vídeo, videoinstalación, pintura, dibujo o performance, distintas disciplinas con las que abordar la cuestión de género
Se plantean también temas relacionados con la identidad, la raza, el cuerpo, la relación con el territorio y las tradiciones, el medio ambiente, la historia, cuestiones coloniales y postcoloniales, la migración y las fronteras, la memoria, la experiencia del exilio o la tradición y el presente.
El iris de Lucy se convierte así en una visión extensa e intensa de la riqueza y diversidad del arte africano desarrollada por las artistas Jane Alexander (Sudáfrica, 1959), Berry Bickle (Zimbawe, 1959), Zoulikha Bouabdellah (Rusia-Argelia, 1977), Loulou Cherinet (Suecia-Etiopía, 1970), Safaa Erruas(Marruecos, 1976), Pélagie Gbaguidi (Senegal, 1965), Amal Kenawy (Egipto, 1974-2012), Kapwani Kiwanga (Hamilton, Canadá 1978), Nicène Kossentini (Túnez, 1976), Mwangi Hutter (Kenia, 1975/Alemania, 1975), Fatima Mazmouz (Marruecos, 1974), Julie Mehretu (Etiopía, 1970), Myriam Mihindou (Gabón, 1964), Aida Muluneh (Etiopía, 1974), Wangechi Mutu (Kenia, 1972), Otobong Nkanga(Nigeria, 1974), Tracey Rose (Sudáfrica, 1974), Berni Searle (Sudáfrica, 1974), Sue Williamson (Inglaterra-Sudáfrica, 1974), Billie Zangewa (Malawi, 1973), Amina Zoubir (Argelia, 1983).
Ocho de ellas exponen, en paralelo, en Casa África. Son, en concreto, Zoulikha Bouabdellah, Pélagie Gbaguidi, Michèle Magema, Fatima Mazmouz, Myriam Mihindou, Otobong Nkanga, Sue Williamson y Billie Zangewa.
El título de la muestra hace referencia al esqueleto de una hembra de la especie del australopitecus descubierto en 1974 en el desierto de Etiopía, a la que bautizaron como “Lucy”, porque en ese momento estaba sonando canción Lucy in the sky with diamonds. Para el comisario de la muestra “Es una visión occidental, colonial, porque Lucy podrían ser todas las mujeres africanas”.
¿Dónde están las artistas africanas?
Existe todavía un gran desconocimiento del arte africano, más allá de máscaras rituales parece que no seamos capaces de verlo, no digamos ya en lo que se refiere a artistas africanas. Ser mujer en un mundo de predominio patriarcal, tantas veces denostadas. Si además de ser mujer, eres artista, nadas contracorriente de forma constante. El Iris de Lucy es, ante todo, un altavoz para las artistas africanas, una fórmula para que sean ellas la que hablen de si mismas, de su percepción de cuanto les rodea, de lo bueno y lo malo.
Y es que tienen mucho malo de lo que hablar incluso con humor como lo hace Zoulikha Bouabdellah cuya obra busca establecer un diálogo entre las culturas árabe y occidental y reflexionar sobre los efectos de la globalización que cuestiona con humor y subversión. Su instalación Silence Noire, 2015, sitúa 9 pares de zapatos sobre 9 alfombras de rezo, o eso parece, porque los zapatos están directamente sobre el suelo, un agujero practicado en la alfombra hace que así sea. El hecho de que en la religión islámica la gente deba descalzarse antes colocarse sobre la alfombra que delimita el espacio de oración sirve a la artista para jugar con los límites. Esos a los que están sujetos las mujeres musulmanas que no pueden acceder ni al mundo de los sagrado ni al de lo profano. Una forma de inventar espacios de libertad dentro de un marco rígido.
Una fórmula completamente distinta a la utilizada por Safaa Erruas, con su pieza Invisibles, 2011, mucho más directa, colocándonos delante de decenas de diminutos ojos que, escrutadores, nos enfrentan a la sinrazón de la invisibilización de la mujer africana. Una instalación que deja en evidencia todo lo que no somos capaces de hacer, nosotras, las supuestamente favorecidas en el mundo occidentalizado. La artista desarrolla su obra en torno a la tensión entre lo que está sucediendo a nuestro alrededor y lo que ocurre en nuestro interior buscando siempre una experiencia íntima.
Imbuida de cinismo encontramos a Tracey Rose que se fotografía a sí misma abrazada a un hombre de piel más oscura que la suya, retándonos a distinguir quién es blanco y quien negro en una critica clara a los prejuicios raciales que se siguen viviendo en Sudáfrica. Una artista socialmente comprometida que, a través de su obra, censura esos elementos opresores tan arraigados en nuestra sociedad por razón de género o etnia. Cada vez que nos identificamos con uno de esos grupos cerrados a que tan dados somos, cada vez que olvidamos aquello en lo que creemos, Tracey Rose se presenta ante nosotros para recordarnos que por ahí no.
Tres miradas de entre las 25 que ya pudieron verse previamente en el MUSAC de León y el Museo Departamental de Arte Contemporáneo de Rochechuart, Francia, han llegado ahora a Canarias para quedarse hasta el 4 de junio.
El iris de Lucy
Fechas: Del 26 de enero al 4 de junio de 2017
Lugar: CAAM y Casa África | Las Palmas de Gran Canaria
Imagen destacada: © Aida Muluneh | © Zoulikha Bouabdellah
@CAAMGranCanaria