El autorretrato es para mí el espacio para decirles:
todo lo que no es yo, es lo que me interesa. (Kimiko Yoshida)
Hablar de Kimiko Yoshida emociona (1963, Japón), la fotógrafa abandonó su país y su familia para trasladarse a Paris, donde lanzó su carrera desde una postura feminista en protesta contra la voluntaria sumisión de la mujer, ya sea en oriente u occidente, ya sea por el determinismo implícito en la familia, ya sea por los condicionamientos que con tanta calma aceptamos.
Fotografías sin retoque digital, no usa photoshop, solo pinta el fondo, se maquilla y dispara; para crear sus autorretratos utiliza lo que ha convertido casi en un ritual, ella como sujeto, un enfoque frontal, siempre luz indirecta y un mismo juego cromático, el personaje siempre está pintado como el fondo; más allá de ese juego, cada imagen es distinta.
En su obra encontramos continuas referencias a la moda, pero lo hace trastocando la funcionalidad, tomando un objeto para convertirlo en otro con un resultado icónico, donde lo visual estalla ante nuestros ojos sin dejar de lado su posición como mujer en un mundo en el que los los estereotipos de género continúan formando parte de nuestro día a día.
Sus imágenes desprenden serenidad incluso cuando se deriva hacia la abstracción utilizando sus particulares “rorschach”, quizá buscando que cada uno decida lo que ve o lo que quiere ver.
© Kimiko Yoshida | Web