Un enfrentamiento con nuestra propia incapacidad para preservar lo natural.
Pintor y escultor, Juan Ford (Australia, 1973) se declara un perfeccionista obsesivo y es que no podría ser de otra forma atendiendo a la minuciosidad de su creación. Aunque pueda parecer contradictorio, su hiperrealismo destaca por una innata capacidad de sorprender al espectador.
Su menaje ecologista queda patente cuando plasma endémicas plantas australianas envueltas en cita de embalaje con la leyenda “frágil”, pinturas que nos hacen dudar entre lo que consideramos naturaleza y humanidad ¿y no es todo lo mismo?, parece que no, y esto nos acarrea graves consecuencias. Una forma más de demostrar que el valor que le damos a la naturaleza siempre está supeditado a nuestro estilo de vida.
Se ha desarrollado igualmente en el medio escultórico y en la instalación, y lo ha hecho de tal manera que la propia obra resulta una y no otra en función del medio utilizado, le confiere tal independencia que cambiado el medio, cambia el proceso de pensamiento irremediablemente.
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