Crítica, humor y compromiso político es parte de lo que puedes encontrar en la producción de Johnson Tsang (Hong Kong) ceramista capaz de llevar al límite las facultades del medio que utiliza. Delicadas porcelanas que nos enfrentan a un mundo donde la crueldad se enseñorea.
Cómo consigue que el más dulce bebé se convierta en el mayor toque de atención que el humano puede recibir es algo que se nos cuela en la mente. Infantes de desproporcionadas cabezas que ríen, lloran o gritan como cualquier niño en sus primeros años de vida, el artista los dota de un realismo tal que ganas nos dan de ampararlos, una sensación que se pierde por completo cuando a través de ellos, Tsang nos obliga a mirar donde no nos gusta, a explorar temas como la guerra, la violencia o el odio más vil.
Sentimientos encontrados que el artista nos traslada con cada pieza; expresiones veraces y movimiento, sorprendente tensión muscular que se refleja al mismo tiempo en los estallidos líquidos que impactan, que chocan como una forma más de despertarnos a la realidad que tanto parece preferimos obviar.
© Johnson Tsang | Web