Estoy particularmente interesado en diferentes estados de conciencia,
su efecto sobre la percepción del tiempo y el espacio… lo que llamamos realidad…
Así se confiesa Milan Nenezic (Belgrado, 1983) en su web, pintor figurativista cuyas obras trascienden lo corporal, entre sus protagonistas lo mismo encontramos belleza, cuerpos magníficos y rostros reflejando placer que seres infernales cuyas expresiones rezuman angustia. Una obra onírica que altera la conciencia y al mismo tiempo, una obra terrenal, física y profundamente sensual que gira nuestro estado de ánimo en un instante.
Un autor de trazo grueso aunque delicado al que le gusta reflexionar sobre las distintas realidades, convencido de que interpretamos la que nos circunda en función de nuestro estado de ánimo. Así, no es de extrañar que el propio autor vague entre unos personajes y otros; entre momentos de absoluta intimidad con la soledad por única compañía y otros de intensa unidad con el otro; aunque en todos haya una cierta pesadumbre que no consigue eludir.
Milan Nenezic con sus colores opuestos y potentes nos retrata, nos empuja a sentirnos amados y odiados, a entender nuestras existencia no ya como es sino como podríamos creer que es, al margen del grado de veracidad. Un juego peligroso al que nos invita en cada lienzo, una aventura a la que todos, en un momento u otro de nuestra vida, nos hemos sumado con gusto.
Bueno e interesante.