Kate Bergin explora la idea de caza y recolección y nos presenta estos “bodegones” mezcla de exotismo y cotidianeidad para situarnos en la tesitura de aceptar que el mundo es un lugar lleno de posibilidades.
En sus pinturas encontramos cucharas, tazas, teléfonos, mariposas, osos, perros, pelícanos, ovejas y, por supuesto, zorros, que parecen posan para la artista con total naturalidad, objetos y criaturas que vida a esas naturalezas muertas.
Presentados sobre una sencilla tela blanca como si de un altar se tratara, una ofrenda que el espectador recoge con gratitud. Luz que sale del lienzo y casi se refleja en nuestro rostro; animales majestuosos, flamencos que enamoran, tigres de mirada cautivadora, osos impertérritos, fieros leones que bajos su pincel no lo parecen tanto, una fauna que adquiere la importancia que merece, protagonista absoluta del tiempo y el lugar.
Con un realismo propio de su enorme capacidad artística, Kate Bergin nos enfrenta a personajes que nos miran conocedores de la realidad del mundo natural, bellos y sugerentes como solo ellos pueden serlo.
© Kate Bergin | Web
Mila Abadía | Jose L. Calleja