Los más de 25 años dedicado a la fotografía han otorgado a Hugh Kretschmer una capacidad de adaptación admirable, se ha movido desde sus inicios analógicos a la digitalización actual sin perder ni un ápice de frescura.
Con personajes cotidianos que se mueven en escenas que lo son todo menos ordinarias el autor compone sus impactantes presentaciones; distintos componentes desarrollan un imaginario insólito para demostrarnos que fantasía y retoque digital consiguen hacer posible lo imposible.
Imágenes desconcertantes que también son capaces de conducirnos por nuestros propios sueños y deseos, quizá sea esa también la intención del autor, llevarnos a la reflexión; o quizá solo trate de hacernos sonreír, aunque viendo esas cabezas con forma de pecho, u otras en las que solo tienen cabida edificios de reciente construcción, televisiones de materiales monetarios…. ¿diversión, crítica o ambas?
Mila Abadía | Jose L. Calleja