El autor aplica sus formas geométricas y sus composiciones donde la naturaleza es reflejo imprescindible a cada creación.
Gran parte de su obra viene determinada por animales en peligro de extinción, amenaza a la que tanto ha ayudado la raza humana. Aún cuando formamos parte de la naturaleza el autor duda, con buen criterio, de nuestras intenciones. Constantemente rompemos el equilibro natural, así no es de extrañar que sienta la responsabilidad de dar voz a esas especies tan inseguras ante el humano.
Sus pixelados personajes nos traen a la mente un entorno vital que se cae a pedazos, una degeneración del progreso tecnológico que nos lleve a un futuro apocalíptico, destruida la humanidad, desmembrada igual que sus sujetos en píxeles que se pierden, de la misma forma que cada día perdemos un poco de nuestra humanidad.