Escenas que son de todo menos cotidianas es lo que plasma Shih Yung-Chun (Taipei, 1978) en sus pinturas, aunque en un principio pueda aparentar que retrata un día ordinario en la vida de cualquiera, una mirada más atenta deja en evidencia que no hay nada más lejos de la verdad.
Cierto que el autor compone sus escenas a partir de cientos de fotografías, buscando un contenido narrativo pero luego le da la vuelta de tal forma que el conjunto acaba viéndose extraño, fuera de la realidad, así nos obliga a escudriñarlas, a pasar horas frente a ellas buscando descubrir donde concretamente está esa ficticia existencia.
No hay una mentira mejor construida que la que mezcla pequeños trozos de realidad, y eso es lo que hace Shih Yung-Chun cuando en sus surrealistas pinturas juega con nosotros colocando momentos de su vida cotidiana o su encantador bulldog francés al lado de muñecos o escenas absurdas que más asemeja una manera de pasar el rato por parte de quien no sabe muy bien qué hacer; nada es lo que parece, nada está en su lugar.
Como buen contador de historias, da la vuelta a aquellas que nos pone delante, nos provoca para que descubramos qué hay de irreal ¿acaso no podríamos estar ante una escena cotidiana? ¿quizá sus protagonistas no son predecibles? ¿dónde está el misterio? ¿existe la verdad o se nos escapa entre los dedos?
Mila Abadía | Jose L. Calleja