– ¿Una galería de arte en el centro que ahora es una agencia de viajes?
– Normal…¡Ya se veía venir!
Una conversación que se puede oír en cualquier ciudad, y no solo agencias de viaje son los que cierran sus puertas, pequeños comercios, de esos “de toda la vida” se pierden a diario, ya no se trata de “la cosa”, es algo que va mucho más allá. Sobre ese algo reflexiona Aitor Salazar en su nueva exposición Bidea Amaitu da (Se ha acabado el camino) un juego con las palabras, bidaia (viaje) e Ikea y con la idea de que alguno de los caminos se ha acabado, y con todo, involucra y defiende el pequeño comercio, una reflexión sobre el cambio que supone comprar en IKEA (su BIDEA) o en cualquier tienda online.
Las agencias de viaje siempre me han dado alegría. Eran como las palmeras de las pastelerías o la ropa para los adolescentes. Eran un montón de máquinas tragaperras alineadas y todas daban premio a la vez. Como un bar con happy-hour abierto a las 7 de la mañana. En 1996 leía aquellos destinos en los escaparates y empezaba a soñar, a buscar sitios en el atlas, a pensar en ahorrar o en fechas. New York, Roma, Estambul, Irán, Londres, París, Delhi… Hoy estas agencias agonizan en un mundo global y virtual. Un planeta de contactos sin amistad. Las compañías low-cost crean tendencia, deciden nuestros destinos y las hordas de turistas abarrotan y destrozan playas, plazas y pueblos. El carnicero monta un vending y su vecino una tienda de souvenirs. El vuelo son 50 euros. Irresistible desde luego. Acuérdate de marcar la casilla de «no quiero seguro» que encontrarás escondida en la lista de países de procedencia. El bombardeo virtual es hoy irresistible. Todo es low-cost, último minuto, plazas limitadas, reserva anticipada, dos por uno, descuento 70%… solo hoy. Desde luego hoy. (Aitor Salazar)
En la muestra que podrá verse el 21-22 y 28-29 de noviembre en la Mila Agirre Galeria, Aitor Salazar, fotógrafo e incansable viajero, nos habla de lo que hubo y de lo que queda, de lo necesario y de lo que nos creemos que lo es. Una llamada a la compra consciente, no es cuestión de prescindir de los nuevos medios y herramientas, sino de que responsablemente los elijamos o no atendiendo a otros parámetros que no sean exclusivamente el precio.
Pretendo reflexionar sobre varios aspectos como la globalización en el mundo del viaje y del comercio local en general, el cambio en nuestros hábitos comerciales, la mutación de nuestras costumbres, el viaje como objeto de consumo masivo y masificado, la falta de confianza en expertos a la hora de planear un viaje, la globalización de los destinos de viaje, nuestra indiferencia ante el goteo constante de cierres de comercios locales. El auge de las grandes marcas comerciales como IKEA (mi BIDEA) y del comercio online. El hombre, en definitiva, como consumidor (también de viajes) y última frontera para los viajeros. (Aitor Salazar)