Pintor surrealista, incansable viajero de los más profundos interiores, propios y ajenos, libre de cualquier convencionalismo, en la obra de Adrian Borda (Reghin, Rumania – 1978) no encontraremos nada intocable, pura poesía visual, eso sí.
Mil ideas brotan de tu subconsciente, y como en uno de esos ejercicios que utilizan los médicos para martirizar a ancianos pacientes, el observador se ve abocado a regresar continuamente a cada obra para hallar nuevos elementos.
Confiesa que prefiere no revelar lo que quiere expresar a través de su arte para no limitar la percepción del espectador, y así, colocados al albur de su mente, nos hallamos viviendo ante sus óleos sobre lienzo una porción de insania inesperada.
Adrian Borda nos conduce por sus más profundos interiores mentales empujándonos a descubrir los propios, mientras una psique inconsciente y compleja se derrama busca con cada personaje, con cada composición arrancarnos un punto de lucidez que nos conduzca a permitir salir nuestro propio ser.
En sus composiciones, guiños a Klimt o Dalí, personajes circenses de expresivos rostros, instrumentos musicales convertidos en máquinas, cuerpos imposibles formando parte de esos instrumentos, vibrantes colores, emociones que saltan del lienzo, una narrativa casi visual y un punto de erotismo que todos albergamos en nuestros sueños.
© Adrian Borda | Web
Mila Abadía | Jose L. Calleja
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