Trabajar por encargo puede resultar demasiado direccionado para un artista, no es así para el ilustrador Rory Kurtz (EE.UU) las diferentes temáticas a las que se enfrenta hacen necesarios enfoques distintos, lo que supone para él un reto en cuanto a creatividad, cada pieza debe representar exactamente lo que quiere, ya sea un grupo musical en plena actuación, ya una dulce y fuerte heroína de mirada explosiva.
Rory Kurtz trabaja con lápiz, tinta y pintura digital para componer pequeño o gran formato, para él lo artesanal y lo digital no tienen otra disimilitud a la hora de crear que el hecho de que estos últimos medios le han servido no solo para dar mayor variación a su trabajo, en tanto que le permiten manipular el trazo o las texturas con mayor precisión, también le han hecho rápido, en definitiva, más productivo.
Un autor a quien parecen asaltarle las ideas durante la misma realización de sus ilustraciones, una espontánea inspiración que se apresura a plasmar como si, de no hacerlo de inmediato, se le fuera a escapar, luego, ese trabajo habla por sí mismo, no requiere mayor explicación.
Cada pincelada, cada línea reproduce una continua sensación de movimiento, colores potentes que estallan hasta conseguir reproducir modernas realidades a las que un punto surrealista dota de vida. Un exquisito dominio de luces y sombras, escenarios en los que Rory Kurtz mezcla naturaleza y arquitectura urbana, entornos misteriosos,
Una buscada fantasía de la que difícilmente escapas si es que en algún momento quisieras hacerlo, más bien al contrario, ante su obra te sientes cómodo, capaz de vivir sus realidades, libre de hacerlo.