Ante la fotografía de Kirsty Mitchell (Inglaterra) te quedas con la boca abierta, perfecta es la única palabra que consigues decir perfecta la escenografía, perfecta la imagen, perfecta la modelo, el maquillaje, el vestuario, perfecto el entorno, si es que no sabes decir otra cosa.
Una mezcla entre fotografía conceptual y retrato en la que nos muestra la belleza de la naturaleza, la autora imaginó cada escenario, cada traje, y de hecho, incluso los produjo ella misma, esta vivencia tan intensa dio un resultado exquisito, una puesta en escena delicada y como decía antes ….. perfecta. Nada está fuera de lugar, nada incomoda. Tras esta serie vendrían The Ghost Swift y The Journey Home, dos incursiones más en ese mundo de fantasía que la autora ha creado a su alrededor, y al que nos invita a formar parte.
Y es ahí donde cada una de las imágenes adquiere más valor, en la capacidad que tiene la autora para transmitirnos la magia, la creatividad, el talento y la belleza que inunda cada una de sus fotografía; un encantamiento que seguramente no se daría si la autora no hubiera adquirido una relación casi espiritual con la naturaleza, esa con la que crea sus escenarios hasta convertirlos en mundos oníricos que desbordan seducción, y porqué no decirlo, exceso.