Cuando te enfrentas a una de las pinturas de Yan Yaya (1964 – Shaanxi, China) lo primero que te viene a la mente es la palabra mirada, y no es de extrañar, sus personajes “nos miran” con una intensidad sorprendente, parece que nos escudriñan, nos vigilan, nos descubren.
Ojos enormes, dirigidos al espectador, penetrantes, como si ellos fueran quienes capturan nuestros más profundos sentimientos, en tanto que nos hacen partícipes de lo suyos; protagonistas de miradas nostálgicas perdidos en sus propios sueños, buscando quizá algo tenido por inalcanzable, quien sabe si algo perdido. Miradas tristes, rostros y gestos que nos invitan a descubrir qué hay más allá del lienzo, en el interior de cada personaje.
Sus retratos al óleo prometen mucho y dan mucho, tras un uso de la luz un tanto trágico, sus compactas pinceladas nos recuerdan el absoluto dominio de la técnica de Yan Yaya, coloristas telas, rasgos perfectamente definidos, todo dirigido a producir empatía en el espectador.
Sin embargo, lo que resulta más inquietante es que la mayor parte de sus protagonistas sean niños y adolescentes, esas miradas que antes nos imaginábamos intensas ahora lo son mucho más, convertidas en miradas que nos piden explicaciones, como seres en crecimiento que son, nos exigen razonamientos, críticas y perspectivas distintas.
© Yan Yaya | Web
Mila Abadía | Jose L. Calleja