Yung Cheng Lin (Taiwan) o lo que es lo mismo 3 cm es una fotógrafa que no deja indiferente a nadie, puede resultar un tanto inconveniente para mentes estrechas, retuerce y distorsiona a sus protagonistas, las pone en situaciones complejas, a veces incluso dolorosas.
La artista nos pone en la tesitura de retirar la vista de lo que tenemos delante parar volver a mirar segundos más tarde, ¿será la necesidad de dolor contenida en nosotros? ¿un masoquismo intrínseco que nos hace regresar? ¿en qué punto el dolor se convierte en placer? ¿en qué momento la cotidianidad de los objetos que acompañan la figura convierten la imagen en algo digerible?
Una parte de imágenes inquietantes, dos partes de humor, parte y media de crítica social y un cuarto de surrealismo podría ser la composición perfecta del cóctel que nos pone delante Yung Chen Lin, y lo hace sin ningún interés por forzar nuestra interpretación, muy por el contrario hemos de ser nosotros y nosotras las que demos vida a esas imágenes, quienes les demos significado; y no por ello deja de lado esa parte crítica que tan bien la define, sobre todo en lo relativo a las desigualdades hombre-mujer.
Con una declarada fascinación por el cuerpo humano, más bien por el cuerpo femenino, no duda en atravesarlo de alfileres o rosas, diseñar geometrías sobre él con suaves hilos de algodón, o clavar chinchetas hasta conseguir una gráfica concreta, y moscas, moscas que lo invaden todo, y piel, mucha piel, todo amalgamado y suavizado a base de belleza.
El principal interés es hablar sobre el problema de la moralidad, especialmente en las mujeres… la definición que la sociedad moderna ha dado a las mujeres es bastante restringida y poco libre, y los medios ejercen especialmente una gran influencia sobre ello… Cuando la gente no sigue las últimas modas, se le tacha de anticuada o de oveja negra. Este fenómeno lo vemos claramente en las mujeres. Por ejemplo, tienen que depilarse el vello o perder peso para mantener una buena figura.