La mítica escena del East Village acogió en los 80 a un artista provocativo, en un momento histórico para muchos, Mark Kostabi se autoentrevistaba para hablar de la comercialización del arte, la producción masiva o la agresividad del arte como empresa, el que ha sido denominado nuevo Andy Warhol por algunos, célebre y mediático, tiene una capacidad sorprendente para conseguir la atención de los medios, juega con ellos hasta conseguir la adoración que reclama.
Pintor, compositor, retador y un punto desafiante, durante años recreó un personaje cuya fundamental expresión fue precisamente esa provocación. Claro que no por eso hemos de olvidar la calidad de su obra, una pintura en la que encontramos desde una alegría desbordante hasta una apabullante soledad.
Expresividad en cuerpos que se abrazan, se tocan y se aman en ese intento, a veces banal, de huir de la soledad. Kostabi consigue trasmitirnos sentimientos aún cuando sus personajes carezcan de rostro, sus figuras en movimiento sin duda lo consiguen.
Mi objetivo ha sido siempre de crear un arte lo más interesante posible. Mi arte debe enriquecer la vida del espectador, sea un visitante que mira mis cuadros en un museo, o un coleccionista que mira en su casa una de mis obras, o sea un grupo de estudiantes que reflexionan sobre uno de mis murales.
