Hoy os traigo una intervención de Boa Mistura, un colectivo multidisciplinar con quienes hemos tenido el lujo de hablar no hace mucho en este espacio. Compuesto por Javier Serrano “Pahg”, Rubén Martín “Dick”, Pablo Purón “Purone”, Pablo Ferreiro “Arkoh” y Juan Jauma “Derko” y bajo el lema “cinco cabezas, diez manos, un solo corazón” esta vez se han trasladado a Argel como parte de su proyecto CROSSROADS.
AL KARAMA “Dignidad” (Argel, Argelia. 2013) lo componen 8 intervenciones en las que desde el respeto los autores han pretendido poner parte de sí mismos y de su manera de entender el arte para mejorar la ciudad, mediante una serie de murales Boa Mistura mejora la percepción que de su entorno tienen los vecinos, lo convierten en más habitable, más parte de ellos mismos; con una colaboración de los habitantes imprescindible y fundamental, se convierten así en parte del proceso, capaces de mejorar el espacio que les rodea, de intervenir intervenir para hacerlo cambiar.
Amor |
Todos compartimos el mismo sol |
La Casbah, la ciudad antigua de Argel, se encuentra hoy muy deteriorada, a pesar de haber sido nombrada patrimonio de la humanidad. A este puerto del mediterráneo se le dio el apodo de “Argel La Blanca” por el color con que un día fueron pintados sus edificios. Nos pareció poético devolverle el blanco, respetando parte del blanco original, escribiendo mensajes que hiciesen que sus paredes y su gente vuelvan a brillar hoy.
Hospitalidad |
Teníamos que ser respetuosos, por eso decidimos intervenir de una manera sutil. Devolverle el blanco a la ciudad. Encerrar el tiempo, de una manera poética, entre esas dos capas de blanco, el viejo y nuevo. Frases y palabras, mensajes universales que resumen los días que vivimos allí y la impresión que nos llevamos de la sociedad musulmana. La intervención respeta la parte del soporte original que conforma el interior de las letras. Pintando de blanco todo el exterior. Hay fragmentos que se leen mejor, otros que apenas se adivinen, creando así un efecto mágico. En cierto modo, esas palabras siempre estuvieron allí.
Mila Abadía