Con cierta visión pesimista de la vida Erlend Mork (Noruega, 1983) presenta una obra en la que la simbología tiene una presencia indiscutible, el autor consigue volcar sus opiniones y reflexiones trasmitiendo una decepción vital difícil de soslayar.
Rechazo de arte más moderno y vanguardista, en otras palabras, casi todo el arte que se ve y que depende del tiempo, del contexto, del consenso y de la vanidad estupefaciente. No me dirigió hacia el mundo del arte establecido, he nacido de la tierra y comparo mi trabajo con el arte de los siglos, o cualquier otra cosa, como un poema o una calculadora de bolsillo, con las cosas buenas. De todos modos, no me gusta explicar mis imágenes mucho. Tengo la intención de dejar que se sostengan o caigan por sí mismas.
Mila Abadía | Jose L. Calleja