Cuando enfrentas por primera vez una pintura de Christopher Ulrich (1972) no sabes muy bien qué pensar, sus fórmulas clásicas, pintura gótica con detalles barrocos junto a su particular temática te hacen dudar de que sea un autor contemporáneo, el juicio final, la última cena; y sin embargo, una segunda mirada lo deja todo claro; cargado de simbolismo, hace continuas referencias a la magia, al ocultismo y a la mitología, pasada pues, esa primera impresión puedes sumergirte en una obra en la que el autor desarrolla su particular visión de la pintura más clásica.
A partir de ahí Christopher Ulrich no duda en utilizar el lowbrow como un elemento más, nos pone delante personajes casi caricaturescos que destruyen la gravedad de la ocasión. Complicadas composiciones en las que no faltan toques surrealistas siempre en pintura de gran formato.
Con un detalle infinito en la parte figurativa su desbordante imaginación permite al espectador bucear en sus creaciones y componer su propia narrativa durante horas.
