Kris Lewis (1978) nos presenta féminas casi etéreas como si no formaran parte del mundo en que vivimos, y sin embargo les imprime tal halo de modernidad que las sitúa en la existencia más natural sin renunciar a un punto surrealista que hace que su obra desprenda singularidad.
El autor parece ponernos delante de un retrato clásico pero con un contenido completamente contemporáneo, como si sus pinceladas aceleraran el paso de los siglos.
Mujeres como protagonistas de una pintura realista en la que delicados rostros rezuman suavidad, dulzura, serenidad; y no por ello dejan de ser rostros en los que miradas, poses o gestos nos lanzan sentimientos no siempre tan plácidos; cierta turbación, cierto descaro.
El autor nos permite investigar lo que hay detrás de cada retrato, sin imposición alguna por su parte podemos adentrarnos, bucear, inventar o imaginar como son las vidas de las retratadas, lo que sienten, con qué disfrutan, con qué sufren…
Cuando comienzo una pintura el tema físico, emocional y espiritual se me revela. Cada pincelada le habla al siguiente trazo, llevándome a un diálogo, enlazándonos a mi y al tema como si nos encontráramos por primera vez. Encuentro excitante esta incertidumbre y acepto la indecisa naturaleza de mi trabajo. Vía Enkil
Kris Lewis | Web