Jack Morefield imprime a su pintura una fuerza y vitalidad difícil de pasar por alto, de entrada nos trae a la mente a Chuck Close, de salida, encontramos una visión única y personal.
El autor nos sorprende con una unicidad de tiempos, el inmóvil, paralizado, que representa en la figura, en el rostro; y el móvil, pleno de vibración que simboliza a través de trazos libres pero siempre dirigidos, tiempos separados y a la vez perfectamente integrados, huellas enérgicas y sosegadas, dualidad que se complementa.
Trazos que confieren expresiones imposibles sin ellos, semblantes que transfieren desde felicidad a angustia pasando por la ira o la indolencia, rostros que más que observarnos, se contemplan, casi se acechan a si mismos. Aunque no todos son retratos, Jack Morefield se desenvuelve con igual presteza y dinamismo cuando convierte el lienzo en paisaje.
© Jack Morefield | Web
Mila Abadía | Jose L. Calleja