La fotografía de Brooke Shaden deja un recuerdo pictórico que no escapa a la mirada del observador, con un punto de surrealismo, y generalmente en formato cuadrado nos deja imágenes desafiantes, inquietantes, en las que la figura femenina es la absoluta protagonista.
Con una narrativa que va desde el más dulce romanticismo a la más exacerbada crueldad la fotógrafa nos tramite una forma distinta de ver el mundo, o mejor, crea sus propios mundos dentro del real. Universos mágicos, también trágicos, con los que nos desafía, hace posible lo imposible, nos coloca en lugares que, en ocasiones, nos gustaría transitar.
Cinematográfica en sus composiciones, su luz y su narrativa, la autora hace convivir la tensión y la tristeza, la belleza y el sufrimiento.
Me encanta fotografiar la piel, porque creo que una de las cosas más hermosas que hay es la forma en que la luz se refleja en ella…. Me gusta fotografiar la tristeza, las emociones más fuertes.