Cuando veo una fotografía de doble exposición no se porqué pero siempre me viene a la mente la idea dos realidades que solo funcionan así, estando juntas. Como dos personas que se encuentran cuando más perdidos están en sus propias vidas, cada uno con su intimidad, su lenguaje o su historia. Y consiguen no se sabe bien cómo llegar a un entente de comprensión.
Dan Mountford (Gran Bretaña, 1991) desarrolla esta fórmula en sus obras, fotógrafo y diseñador gráfico que, aún nacido en la era digital, se ha volcado en la técnica tradicional. Rotografía en analógico y utiliza photoshop solo lo justo para el retoque de color o luminosidad.
Paisajes urbanos y naturales, animales y retratos se diluyen unos en otros. El resultado, un trabajo lleno de sensibilidad y delicadeza, una expresión de creatividad y magia donde también tiene cabida cierta dosis de surrealismo.
Composiciones que invitan al espectador a dejarse llevar por la imaginación, por lo que es y lo que no; trasladado a un mundo habitado por mil especies. Rostros que miran un punto fijo mientras son embebidos por mundos reales o ficticios, Manos que nos miran, animales de mirada humana que mezclan toda vitalidad, todo su fuerza.