Centrado en el ahora Richard J Oliver (Gales, 1975) desarrolla su trabajo desde una perspectiva personalista, lo supedita a su yo más personal para subrayar su posición frente a cuestiones ambientales o problemas humanitarios y sociales; como él mismo afirma convertirse en padre hizo que su temática se ampliara a todo aquello que supone educar a un niño en una sociedad como la nuestra permanentemente al borde de la destrucción, un lugar dantesco y lleno de violencia según su mirada.
Con esta apocalíptica visión no es de extrañar que su obra se haya traducido en una constante meditación sobre cómo debería ser la existencia y el contraste con como es en realidad; una fórmula que le lleva a tratar de ser lo más armonioso posible con el medio, con sus habitantes y consigo mismo como pauta para expresarse en sus pinturas.
Richard J Oliver necesita su propio equilibrio interior para trasladarlo a sus pinceladas, solo así consigue mantenerse animoso y sano en un lugar tan sórdido como ese que presenta en su creación, un surrealismo pop con el que nos conduce por un trágico recorrido.
Escenarios siniestros que recuerdan amenazadores cuentos; niños y adolescentes de enormes ojos como protagonistas que nos miran recordándonos la cruel sociedad en la que tienen que crecer, buscando nuestra complicidad, esa que les hará convencerse de que otra humanidad es posible; dejando así traslucir la obligación que les viene impuesta por el autor, toda lucha es necesaria.
