La mente como foco en los retratos de Andrea Costantini

En sus series Imaginaria, Oblivion y Symbiosis, encontramos una suerte de collage fotográfico en el que el retrato, perdida la mirada como punto central, se desvía de lo tradicional para mover nuestra atención hacia un cerebro anárquico sí, aunque también brillante.

Al sumergirnos en Oblivion nos encontramos una mente caótica, con sus múltiples estados, elementos dispares, animales, objetos, arquitecturas, una amalgama que puede descolocar a más de una mente organizadora, mientras que para aquellos con una mente más libre no puede ser otra cosa que una invitación a sumarse a un mundo mágico.

Nada que ver, aparentemente, con Simbiosis, una extrema conexión con la naturaleza, devuelve al humano a su lugar primigenio, siendo uno con ella hasta conseguir unirnos con el universo que, en definitiva, es al que pertenecemos. Un universo que escapa a nuestra diaria rutina.

Cuando llegamos a Imaginaria nos enfrentamos al poder de la razón, la mente como absoluta protagonista en lucha por liberarse de los dictados de la lógica, una explosión de ideas anacrónicas, desiguales y asimétricas. Burbujas de pensamiento, aquellas en las que depositamos nuestras ideas, muchas veces demasiado maniqueas, tan absurdas, tan extremas que no nos conducen a nada

Tres series con un objetivo común, poner ante nuestros ojos un mundo imaginado o soñado por el autor, universos surrealistas que nos llevan a componer historias sean o no las pretendidas por su creador.

Andrea Costantini nos conduce por lugares creados a base de jugar con luces, sombras, color y texturas para conseguir que un mundo aburrido como el de muchos de nosotros se transforme y resurja de sus cenizas en algo lleno de vida; recrea atmósferas que provocan en nosotros mil emociones, y lo hace con una técnica sorprendente.

Mila Abadía | Jose L. Calleja