La pintura de Ignacio Nazabal (Cuba) nos recuerda a aquéllos cuadros arcimbolianos, creaciones a partir de flores, frutas, plantas, animales u objetos, representaciones de estos objetos en el lienzo colocados de tal manera que todo el conjunto resulta reconocible, claro y cercano a las ilusiones ópticas, una experimentación de la percepción visual.
El autor desintegra sus realizaciones para volver a integrarlas, si, tal como establece la Gestalt, el cerebro elabora los estímulos que recibe del mundo externo, la mente deja de ser un elemento pasivo del conocimiento para convertirse en tremendamente activo, la obra de Ignacio Nazabal nos permite que nuestra mente desarrrolle al máximo esa percepción.
Licenciado en Biología, tras pasar por la cubana Academia de Arte de San Alejandro, se decanta por la pintura como forma de expresión artística, su formación no pasa desapercibida en su trabajo, minucioso y real, composiciones de elementos cuidadosamente dispuestos dentro del cuadro para dejarnos retratos y escenas con un toque surrealista delante de los que puedes pasar horas descubriendo, inventando.