En la pintura de Adam Hunter Caldwell (1962) encontramos fragmentos de historia, edificios caídos, siluetas excluidas, textos yuxtapuestos, escalas discordantes, luces que aparecen desde cualquier lugar; elementos todos que pretenden trasmiten un mundo fragmentado, roto, un mundo que podríamos cambiar pero que seguimos habitando.
El autor utiliza la pintura al óleo como collages, en capas, partiendo de un fondo abstracto para ir añadiendo detalles fotorrealistas. Un trabajo en el que las emociones en conflicto saltan del lienzo para chocar directamente con el espectador.
Tensiones entre cuerpo y mente, entre el yo y el otro, entre presente y pasado, tensiones que trasmite en cada uno de sus lienzos, tal como transfiere sus desacuerdos en temas como la guerra, el consumismo, los conflictos humanos, en definitiva, la desigualdad.